MIGUEL DELIBES
¿Cinco mil duros? Aurelia puso los ojos en blanco sólo de insinuar esta cifra. Ponga cinco mil más. ¿Diez mil duros por un automóvil viejo?. Ni uno más, ni uno menos. Aurelia quiso demostrar bien a las claras su pasmo; ¡Hay que amolarse! (Sebastián se sintio invadido por una corriente muy viva y caliente de sangre. Se sofocó. Aquellas explosiones de perplejidad de Aurelia le ocasionaban náuseas,
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